Al… esfumarme
Aquí en la efervescencia de mis noches
Qué duro tu dogal y que apretado
Permanece tu amor casi olvidado
Marasmo de pasión impertinente
Que te abraza y al tenerte, se arrepiente.
Inconsecuente dicha que se esfuma
Incapaz de retenerte y absorberte
No hay nada que decir, se ha ultimado
El póstumo suspiro por años, dilatado.
No te acoso, sin darme cuenta apenas
He aprendido que en amor suplicar
Es horrendoso. Hay tiempo de entregar;
Mas, no de arrodillarse. Buscar en otras bocas
El fuego de aquel beso que me diste.
Será que ya al amor he renunciado
Herida por lo mal que me quisiste
Me he negado a aceptar de otros labios
Lo que estaba segura me ofreciste.
No somos nada más que caminantes
En pos corriendo tras un sueño fatuo
Que distante a encontrarlo, nos invita.
A veces vino en modo de poesía
Y el rutinario golpe me desuela,
Revisto mis sucesos de agonía
Y gozo el rezumbar de las abejas
Llanto y risa concurren consecuentes
Y entonces me pregunto si presientes
Este amor que me cala hasta los huesos
Y estas ansias inmensas de tenerte.
Sigo en mi soledad, sin derrumbarme
Sé que te he de encontrar, al… esfumarme.
Yolanda Arias Forteza.
Agosto 27, 2018
Encuentro, sutil
En un azul de tibios nomeolvides
es tu recuerdo el que te acerca a mí.
Vago infeliz en la angosta vereda,
do corto el trecho, andado junto a ti.
No más conoceré ya de tu vida;
tu crecer, un misterio que al partir
se pierde en ese umbral prohibido
Hades, Tabor, que mi planta
no se atreve a transgredir…
Dónde tu alma ahora, cuál espacio,
plano y tiempo en que logre coincidir
el encuentro sutil que busca el alma
reclamando tu presencia en su vivir.
Yolanda Arias Forteza
Junio 4, 2019, 07:14 p.m.
Eternidad
Tener un hijo es hacer realidad
Un sueño que imaginas temporal
El único infinito, un raro, sueño… real
Renunciación del Yo, en entrega cabal
Que cambia cada día, mutando sin parar.
Sublimando egoísmos, desafiando destinos,
Un nicho en el santuario de vientre de mujer,
La luz en las tinieblas de cualquier decepción.
Un hijo… un sueño entre la vida
Del que nunca se quiere despertar
Soñar de amor eterno, mientras el hijo viva,
Si muerto, aún más lento, el sueño ha continuar,
Un soñar sin reposo, que el destino nos da.
Es un hijo en la madre… ¡Sueño de eternidad!
Yolanda Arias Forteza
(Agosto 1, 2004
Rapsodia del adiós
A Efrén Arias Cámara. en su segundo aniversario luctuoso
Rapsodia del adiós.
Era su luz que al paso, se apagaba
Ante mis ojos, en niebla se lloraba
Era el adiós temblando en la mirada
Se fue, no más, se fue sin decir nada.
Las tres, un lunes y mayo… comenzaba.
Irrepetible Do, atajo en un camino
En pos de un incansable peregrino
El paso inexorable hacia un postigo
Umbral abierto hasta, vivir… contigo.
Rapsodia del adiós en mi destino.
1Eloisa Ramirez Arias
Responso
A mi primo hermano
Efrén Arias Cámara,
en memoria a su Primer Aniversario Luctuoso.
Mayo 1, 2018
Responso
Oblicua oscuridad firma
en la noche un pacto
artero de infinita calma.
Mentira es, se llora el alma
a soledad de roce confinada.
En su silencio ruge la alborada
Su luz se filtra ya por las ventanas
alas de angustia, ríos en cascada.
Soy hexágono obscuro
que no encuentra acomodo
en disímiles caras, vórtices de dolor
en el costado, de bruces o la espalda,
inclinada, hundida en las almohadas,
no he podido dormir y de tanto pesar,
de desear y ensoñar, torno al mismo lugar,
principio y fin de mi empeño. Denuedo
de inventar un hogar de doce horas de luz
en que conmigo estás, antesala del sueño
eterno que transitas, en que rebusco un plano
sideral presumiendo, te pudiera encontrar,
en esta hora fatal en que quiero rezar.
Responso que no logro versar
en un hilván coherente, de enunciados
cuando mi alma toda quiere, brindarte… paz.
Debe estar conectado para enviar un comentario.