Seísmo, infernal
Ensueño fue, que pareciera eterno.
En su cerúlea cueva el horizonte,
Tornóse noche en la mitad del día,
Las ovejas balaban en el monte
El canto del cenzontle enmudecía.
Postrada, en tierra, la esperanza herida
Por cruel puñal, de indiferencia, hendida
Nada ya de lo humano, comprendía…
El agujero negro, al borde del averno.
Un seísmo infernal, en ávida tragada
En lesitud de sueño, me absorbía.
Yolanda Arias Forteza
Febrero 27, 2019, 11:16 hrs.
Un minuto
Has quedado idealizado en un abrazo
Largo, inacabable, atormentado,
En un atardecer que entre tus brazos,
Me regalaste un verso, trovador, cantado
Bajo un cielo azul índigo, estrellado.
No eran palabras tuyas, pero tú las sentías,
Con la canción temblando me decías:
“Amor, no te vayas sin mí, no me dejes así,
Que no puedo vivir un minuto alejado de ti…”
Y ha pasado el minuto, hora tras hora
Y día tras día, semanas, hechas meses,
Y vivo en un minuto que es eterno,
Que contiene mis horas y mis días.
Un minuto que, en mi melancolía,
Esperando el abrazo que lo alivia,
Me atrapa en un infierno calcinante
Tornándolo en destino intolerable.
¿Cuánto dura una estrofa en una trova?
Un minuto tal vez, o quizá menos;
Pero, por ese minuto que me diste,
Te he regalado yo este verso triste
Vertido en esta insomne noche negra
Que no logra callarse mi reproche
Nutriéndose en la insana lejanía
Que tú aceptas vivir, noche tras noche.
Y con este mi minuto de agonía,
Victorioso quedaste, mientras yo…
¡Me moría!
Yolanda Arias Forteza
Agosto, 2003
El postrer, adiós
Con Mozart te dije adiós
y quedaron suspendidas
en el viento y la flor
las palabras, promesas
que nombramos, amor.
Con Mozart mi último beso
Que tuvieron tus labios
en trémula emoción
De ti solo una lágrima
que en mi mano se hundió
Ardiente, dulce, cansada
Con ella el, postrer… adiós.
Yolanda Arias Forteza
Febrero 22, 2019
18:19 hrs.
Rapsoda, soy
Rapsoda soy del verbo de los tiempos
que fluye en mí, cual lira, a Sotavento.
Me nace de un sinfín de sentimientos
que se gestan en mi alma y en directo,
me estremecen a golpe de emoción
que suele desbordar el corazón,
aunada a la razón del intelecto.
En verso he de expresar, en rima declarar.
Sea en desvelo constante o a deshora,
el verbo que en acoso me devora
y me impide dormir. Te pienso ahora,
siempre tú en el contexto. Eje vital.
Puntal en el que se sostiene
el destino final que marcará mi historia.
Tuya, en mi desazón, tema de mi canción,
inspiración que yace en mi memoria.
Rapsoda soy de verbo insatisfecho,
nacido en la vigilia escribiéndose al alba,
llorado en la penumbra, muriendo de despecho.
Paradoja siempre, canto a la muerte
que te insufla vida para con mis poemas
en mi mente amado, eterno… retenerte.
Yolanda Arias Forteza.
Noviembre 9, 2015
Quiéreme, así
Ven, quiéreme así,
Como un fuego manso
que lento me incendia
Ascua que se riega
en todo el deseo e invade
sentidos sin que nadie vea
que me está quemando
por dentro y por fuera.
Llega tu recuerdo a bañar
de rosas y narcisos negros,
mi eterna quimera,
de habitar contigo, fuera
donde sea. Acércate trino
en amanecida, de noches
sin fin. Mirlo que avecina
su voz a decirme rondas
por aquí, al ser de tu mano
la suave caricia de un escalofrío
en que presentí que llegas,
que duermes conmigo
arrimado a mí y me amas así.
Ven a desnudarme de miedos
y vicios en que fiel, recaigo
y en noches de luna los pienso,
cortejos. Amor elusivo
que en mí se desmaya, metido
en el alma, rompiéndome
el pecho. Esparzan su calma
la estrella, el lucero y lleguen a ti,
brillando un te quiero. Alleguen
respuesta a esta inquina duda
que redunda en versos de desolación,
de que aún me amas, como te amo yo.
Yolanda Arias Forteza
Besos
Estás lleno de besos; pero, tú no lo sabes,
te he besado las sienes, la nuca, muy detrás
de tu cuello, las manos te he besado,
por quedarme con ellas. Son besos que resbalan
inocentes, perversos en las zonas prohibidas,
las menos conocidas que te erizan la piel.
El sudor de tu axila de tu húmeda entrepierna,
se me antojan también. Aromas de tu hombría
que me vuelven abeja recolectando miel.
Yo no sé por qué un beso ardoroso, travieso
me enciende por doquier, la sangre, los sentidos,
los dedos y los pies que pulsan impacientes.
En roce de papel en este grafo inquieto
que escribe por doquier, tus besos en mí siento,
porque te los robé sin que te dieras cuenta,
en mi estarán perennes, tal como imaginé.
son besos que han quedado regados por mi piel,
en caricias prohibidas de inocencia investidas
que también te robé. Besa, corre tus labios
por la zona encendida en la que te atrapé.
Julio 7, 2017
Madre
A mi madre, María Antonieta Forteza Jiménez
19-01-1917/11-02-1977
Fortaleza segura en mi existencia
Convicciones eternas de nobleza
Eternizado ser en mi conciencia,
Adversidad regada en esperanza.
Porque me diste Madre, con tu ejemplo
Valor para arrostrar cualquier empeño
Confianza en alcanzar destino pleno
Sin agachar la frente a ningún dueño.
Porque nunca hubo dudas en mi senda
Porque sembraste mies de vida eterna,
Y la simiente di, contigo en prenda,
Y remonta confines mi materia terrena,
Porque fuiste baluarte de fiero corazón,
Me enseñaste a amar con lealtad y tesón
Por todo lo que digo y todo lo olvidado
Porque mi ser se supo de ti, lo más amado,
A ti madre querida, hoy elevo mi canto
Cargado aquí de orgullo y de nostalgia,
Al recordarme tuya y, extrañarte… tanto.
Yolanda Arias Forteza
Junio 14, 2005, 23:05 hrs.
Yolanda Arias Forteza
TIERRA DE VIOLETAS 