***Liras de sentimiento y belleza *** Yolanda Arias Forteza

Archivo para octubre, 2018

Amores

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Amores que se consumen,
Solos, en una alborada
Amor de noche callada
Suspiros adormecidos,

Apagados por la almohada
Palabras enamoradas
Que a nadie he de repetir…
Se las digo a mis versos

A ellos, es que les cuento
Mis amores esfumados
Esos, que a mí no me ven
Amores de mi pasión,

Amores que con traición
Sembraron su desamor…
Amores que en esperanza,
Se revisten de ilusión

Algunos, revoloteantes…
Siembran solo destrucción
Muchos, son amores viejos
Que se niegan a partir

Otros bellos y perennes,
Como lo bello de Abril
Solo en uno, ahora concibo
Reverbere mi pasión

Una pasión tan demente
Que en mi alma se metió.
Una mañana temprano,
En un Febrero… dulzón.

Yolanda Arias Forteza
Abril 5, 2005. 11:30 hrs.


¿Así, será?

 

 

La imagen puede contener: flor, planta, naturaleza y exterior

 

Alguna vez el alma
Se eleva sin materia
Deja su cuerpo laxo
En reposo y espera

La mente, vaga lento
En valles sin frontera
E imágenes, silentes,
La llevan por doquiera

El cuerpo está muy quieto
Tranquilo, en abandono
¿Así, será la muerte
Cuando ya no hay retorno?

Sin quejas y sin llanto,
O pena, ni arrebato.
Veloz como el albatros
Como rayo, certera

Cual un lirio… ¿Serena?

Yolanda Arias Forteza

Febrero 23, 2005. 1:30 hrs.


No estoy triste

 

La imagen puede contener: 1 persona, de pie

El que fuera en mi vida solo verso
fue un hombre de mirar dulce y extraño,
garzo color en su mirada triste
fuego en mi ser, que a mi pesar, persiste.
Lluéveme soledad,
ya no me arredra
ni el silencio mortal o la condena
a que se aferra
este labio al callar,
el pañuelo que enjuga
la pupila al llorar,
el verso que prescinde
mencionar un nombre
al que mi amor, ofenda.
Llueve, hay algo que me aflige;
Pero, ya no estoy… triste.

Yolanda Arias Forteza
Agosto 29, 2018


Ese eco

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Ese eco

Soy estela de luz que se disuelve
Al conjuro de la sombra con la aurora
Un canto de gorrión que se adormece
En un nido que pende de un ciruelo
Solitario vergel en un patio trasero
En el que cae la lluvia, en riego tempranero
Soy tan solo remedo de una ilusión infante
Deslucida comparsa de una estrella triunfante
El rosal que se yergue en un campo sin flores
Mariposa perdida entre viento y rumores
Soy el eco de un verso en que vivo rezando
Un beso delincuente que se quedó temblando
En un rostro negado a expresar sus amores
Soy el eco de un canto que retumba en el muro
Ese eco en quejumbre, es canto de cenzontle
Que letra me transforma y a versos, me… derrumba.

Yolanda Arias Forteza
Octubre 18, 2018 12:38 hrs.

 


Canción amarga

 

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Es mi nombre la canción más amarga
porque nunca tu voz lo pronunció
y es resabio en mi boca siempre el tuyo; 
tampoco su cadencia tu oído, la escuchó.
Voces truncas que nunca se mecieron
en el cálido tono de un ´te quiero´
labios secos de amor que no cantaron
las endechas de un beso enamorado
amantes que nunca se encontraron
empeños que en el tiempo, se… perdieron

Yolanda Arias Forteza

 


El robo

 

La imagen puede contener: una o varias personas y personas de pie

Febrero 13, 2018, 18:00 hrs
Memorias del hogar (1967).

Sentada en la salita, prolija, recogida de todos los juguetes que quedaran regados de los juegos del día.  Ya los niños se duermen arropados, confiados en que por la mañana mirarán a papá.  Se fueron a la cama pensando que muy pronto se sentaría a la mesa a la hora de cenar; pero, ahora ella piensa ´tal vez no llegará´.

Y arropadas de celos las lágrimas calientes, comienzan a brotar, de sus ojos hundidos que no brillan ya, más.

Llega al fin. Son las doce y una sombra alargada atraviesa el portal, la enredadera roza, ella teme el encuentro, las ramas del abeto, las hojas que tapizan el porche se quiebran y sollozan como ánimas dolientes al sentirlo pasar.  Ella corre a la cama y se acuesta de lado, lo último que mira es la virgen bendita con su cara tan blanca, en polvo de alabastro, que se parece tanto a la diosa Afrodita, y simula que duerme, en un sueño letal.

Los pasos se aproximan, llegan hasta el umbral, se abren los cajones del chifonier atrás, se vuelven a cerrar. Un silencio de muerte, se extiende en el ambiente, más permanece  inerte, nada la moverá, está en calma total. Ya no quiere, pelear, ni herirse entre razones que pueda argumentar.  Llega a poco, el cansancio que vencida, la duerme.

Amanece y su esposo, le susurra al oído, ´nena, sigues dormida, acabo de llegar, recién me he dado cuenta que esta noche ladrones han entrado en la casa, han entrado, a… robar´.

Yolanda Arias Forteza