Eterna parte de mi ser…
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¡Ah, la muerte! Insoslayable salto hacia el arcano
irrefrenable avance, en acecho impasible
impredecible voluntad de vida inconcebible
que tal vez vive en el fondo de párpados cerrados,
postrera imagen que indeleble queda,
en un iris que ya no más percibe,
¿Cuál el último impulso, el pensamiento cuál, último?
Desprendimiento de nuestra envoltura
en la que el alma lidia medrosa, con lo humano.
Encadenados al deseo profano, de bienes materiales,
del rol establecido de laureles, banales arquetipos sibaritas.
No quiero que se duerman mis pupilas,
sin que tu faz amada en ellas grabe,
quiero verte en el preciso instante de mi muerte,
eterna parte de mI ser… saberte.
©Yolanda Arias Forteza
Marzo 16, 2016. 13:53 hrs.
Íconos
Señor, mi Dios, mi inspiración de vida,
Trinidad de omniscientes dimensiones,
Tanto no te imagino que te pienso,
Apegado a la forma que yo ostento.
Sin embargo, yo sé que Tú me has dado
Semejanza no en un cuerpo terrenal;
Pero, en alma inmortal, en que me aliento.
Perdón pido, Padre, Señor, Espíritu,
Por adorarte en rostros y palomas;
Tan, no ciertos. No lo tomes a mal;
Yo preciso encontrar forma cabal
En mi intento de darte un pensamiento.
Pues Quien Eres, rebasa el intelecto.
Eres Tú lo sublime, lo Absoluto,
Nada existe que pueda compararte.
Estás en la belleza de la carne
En la cara del viento inalcanzable,
En el sabor del agua, que no sabe
En la ilusión que no sé, de donde sale
Estás en lo intangible y lo que existe
En todo amor estás, Dios mío,
Tu magnitud me envuelve,
En el tibio calor que da mi lecho,
En el fresco rumor de una cascada
Te represento, Padre Comprensivo,
Señor Doliente, Paloma Inspiradora.
Tú me envuelves, Señor, en tu mirada
Dentro oscura noche, en día, en alborada.
¿Cómo Eres Tú, Señor? Que icono invente
¿Qué rostro? Cuál la imagen a darte.
Absoluto eres Tú, y me inclino ante Ti,
Porque Eres lo que hiciste, la Forma,
El Movimiento, el Agua, Fuego y Aire,
El Universo todo… sin rostro.
Como Absoluto, en Todo… Te concibo
Y Te adoro mirándote a lo lejos,
En el fin infinito de la Nada.
Incorpóreo Te mezclas en la forma
Y la animas en todos sus empeños
Y Te invoco lo mismo en la iglesia
Que en mi patio, una calle o mi sala
Siempre Te hallo, Señor, donde me encuentre,
¡Qué tranquila, y confiada, haces mi vida!
Me acompañas, en alma, cuerpo y mente.
Sin inventarte un rostro o una imagen
En lo que yo perciba… ¡He de encontrarte!
©Yolanda Arias Forteza
Septiembre 30, 2004. 20:30 hrs.
María de Jesús
Ha media centuria que vi su mirada,
Hay miradas hondas que surcan el alma
Así me miraba una Madre, Prefecto,
María de Jesús, del Verbo Encarnado
Dejando la huella de lazos profundos,
Hasta hoy analizo porque mi rechazo,
Y pensaba, ingenua, “a sus ojos azules,
Con juegos y risa, mi alma disfrazo”
En azul profundo, miraban sagaces,
Desnudaban… fijos.
Jamás de mis cuitas fui su confidente;
Más, ella sabía de mi alma doliente
Yo me pretendía indomable y fuerte,
Tras esa fachada… ¡Gracia irreverente!
Ella me sabía dulce y vulnerable,
Mi voz a su oído nunca llegaría,
Mi alma escondida a su amor prudente,
Más, por su mirada, supe que… sabía..
Dieces en conducta, que no merecía
Obviando el regaño que me llegaría.
Cómplice de penas… domingos en llanto,
Lágrimas eternas, que me marcarían.
Y ella… Me sabía.
Una tarde aciaga se fue de mi vida
Cerró para siempre sus ojos azules
Sin casi notarlo, se fue… para siempre…
Yo, adolescente, no medí el alcance.
Trascendió su esencia. Muy dentro,
En mi alma, dejó su mirada,
En mi mente, niña, dejó la semilla
Del amor… prudente.
©Yolanda Arias Forteza
Diciembre 9, 2004. 9:40 hrs.
PRESENCIAS
Presencias tenebrosas que me acechan,
En un negro recodo de mi mente
Miedo en habitaciones apartadas
Que todo mi presente distorsiona.
Cuartos vacíos, de ignominia llenos,
Que no puedo visitar durante el día
Nocturno reto que enfrento en osadía
Espacio que preciso, aunque sea en sueños.
Entro en ellos, presa, sin hallar salida
Habitaciones solas, austeras y sin vida,
Pasan años enteros en que no las visito,
De pronto, reaparecen en visión… temida.
Reincidiendo insidiosa, haciéndose infinita.
¿De quién la presencia que tanto me atormenta?
Que busco, que rechazo, que mata mi conciencia,
Tan maligna y perversa que… roba mi inocencia.
Haciendo que la noche parezca intolerable,
Sin escape posible, a ese mal que me invade,
Abrumando mi espíritu con su carga de miedo
Quitándome lo bello que, cada día, retengo.
Al despertarme, tensa, mi mano, presta busca
El suave terciopelo de una tibia zalea
La canina presencia de una fresca inocencia,
Que suave me sonríe en la obscura tibieza
Con un hondo suspiro de paz, agradecida,
Su callada presencia en noches de vigilia,
Le devuelve a mi alma toda la paz, perdida
Su confiado reposo, permite mi abandono,
Equilibra mi vida, en mi segura alcoba,
Donde duerme sumisa y yo reino… princesa.
©Yolanda Arias Forteza.
Agosto 5, 2004. 8:00 hrs.
LA DUCHA
Humano lastre hoy me retiene,
Cabello blanco, despeinado, al viento,
Sin una fruta dentro que me entone
Este cruel despertar, al… sentimiento.
Escribo loca, poseída, enferma,
De pesares el alma, desmedida,
Con palabras que afloran de mi vida
En torrente doliente, impredecible.
¿Cuál el tema será que me redima
Este día de sentirme prisionera
De cadencias, de prosas o de rima?
Dejo ya el esfero para hacer
Un jugo de naranja que me alivie.
Me daré fresca ducha
Que trasmute mi faz, alucinada…
¡En algo dulce!
©Yolanda Arias Forteza
NACÍ MUJER
Formo parte de llanto y de silencio
Risa, temeridad, dulzura,
Parto, dolores y arrebato,
Fracasos y logros
Amores, exaltados y agonías,
Soledad disfrazada de sonrisa
Desilusión, prisa, flojera,
De no indagar, y no importar,
De compromiso, de preguntar,
Renguear, correr y caminar,
Empecinada en empresas…
Ya perdidas,
De alzar mi voz ante otras…
Más altivas,
Sentirme por muchos apreciada
Y de otros también, aborrecida.
De pensar que mi vida es…
Un desfalco,
No obstante de riqueza poseída,
De saberme atrevida, decidida,
Cobarde, medrosa y ofendida…
Todo eso y más soy,
Mi esencia… inquisitiva.
Mescolanza sublime de lo humano
Con muy escasos visos de divino,
Errática, cambiante, introspectiva,
Acertada, porfiada y desmedida,
Para el bien de mi cuerpo,
Tengo Alma, que en mujer encarnó
Y me hizo humana. He sido Libre.
Nací Mujer… ¡Doy gracias a la Vida!
©Yolanda Arias Forteza
junio 8, 2005, 22:45 hrs.
APUESTA DE AMOR
He apostado al amor sin condiciones,
a pecho descubierto, la mente, sin razones.
Y fue el amor que me hizo conocerte
y muy dentro de mí negué el presentimiento
de que podía perderte, y la fatalidad cayó
en premoniciones sin que pudiera yo evitar
tu muerte. Partido el corazón por rayo
que en dos desgaja el árbol, inclemente,
una mitad en tierra yace inerte
otra erguida en reto permanece,
reteniendo tu vida y haciéndote presente.
Aún hay savia de ti nutriendo algunas mentes
en las que florecen tus versos que en verdor
pertinaz a voces crecen, y llenan de emoción
nuestro presente, sin pasado, aún vigente,
sublimado por siempre. Tu voz, tus postulados,
tocan los corazones y tus manos acarician
los cuerpos defraudados de místicas amantes,
que con letras dejaste ilusionadas
en poemas disfrazados de rimas
y versos, casuales e indolentes.
En ti la apuesta floreció, y sin devaluar,
mi fe para tu amor es, moneda… corriente.
©Yolanda Arias Forteza
Marzo 2, 2016, 23:00 hrs.
PESADILLA
Calles oscuras y largas, laberintos de terror
En que caminan personas tan reales,
Como yo soy, tan solas, como yo voy.
Caminar apresurado sin saber donde estoy,
Pienso que casi llego al sitio que busco yo
Más, pronto cuenta me doy
Que andando debo seguir,
Que el rumbo ya he extraviado
Y que desando, lo andado.
Que alguien me está acechando.
Y el paso he de apresurarlo.
Calles lóbregas y solas.
Camino. Busco el remanso
Y de mi hogar el abrigo.
Al no encontrarlo, me obligo
A salirme de ese sueño
En que me encuentro sumida
Y en el que porfiada sigo,
Sin aceptarme vencida.
Por eso, yo me despierto
Y dejo ese sueño atrás
Y me consuelo en mi cuarto
Que decir está de más
Es mi refugio seguro
Y mi remanso de paz.
Con mi casa de muñecas
Mis madonas y sus ángeles
Mis libros y mis libretas
Las fotos de mis amores
Por un tiempo, no he soñar,
Aunque una que otra noche
Perdida volveré a estar.
Recurrente, mi alma vaga
Buscando en la oscuridad
En lugares y a deshoras,
Un hogar al cual llegar.
Huyo de quién o de qué,
¿Qué busco, sin… encontrar?
©Yolanda Arias Forteza
Agosto, 2004
Yolanda Arias Forteza
TIERRA DE VIOLETAS 