***Liras de sentimiento y belleza *** Yolanda Arias Forteza

Archivo para septiembre, 2016

Pido

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Qué tristeza Señor, que Amor no exista
Qué tristeza que tanta vida muera,
Dame Cristo, Señor, hoy la certeza
De que en todo lo hecho hay un sentido

De que el alma, si se forja en la templanza
Encontrará en tus brazos el alivio
¿Es cierto que hay amor, o es sólo un mito?
Relegado lo pienso, en el olvido

Cuando contemplo tanto sufrimiento…
En la calle al mendigo que suplica,
En la cama al enfermo que se duele
En la guerra que tanta muerte infiere

En los niños sin padre y sin abrigo
En tanta soledad que hay en los viejos
¿Dónde quedó el Amor que Tú nos diste?
No lo encuentro Señor, en mi camino…

Sí que existe Señor,
Está en Tu Obra, en todo
Es sólo que hoy anochecí, tan… triste.
Ayúdame a apreciarlo, ¡Pido!

Yolanda Arias Forteza

Septiembre 1, 2004

 


Morirnos, lejos

 

Apareces en mi rostro
Como necio temblor de sonrisa,
Mientras, seca, una lágrima
Me resbala por dentro.

Así vivo y muero
En crepúsculo negro,
En que eterno palpitas
Donde, todo… murió.

Así, como un glosario,
Acumulo recuerdos,
Como rezo un rosario
Al que nunca doy fin.

Tanto quedó pendiente
De decirte de mí,
Tanto lo que quisiera
Me dijeras de ti

Interrogantes todas
Sin importar, al fin,
Al morirnos tan lejos
Tú de mí; yo, de… ti.

Yolanda Arias Forteza

Junio, 2004


El Ángel

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I

El teatro en mi escuela. Una quimera
Para el fin de curso, el día de las madres
El día del maestro, o de primavera.
Mazurcas y valses, polcas y jarabes

La jota española, Madre del Cordero
Un ballet clásico, el Vals de las Flores
Cantos de provincias y de Dios naciendo,
Coros infantiles, cantando a tres voces

La obra de teatro, las recitaciones.
Al finalizar, seguía un cuadro plástico.
Rodeados de Apóstoles, pastores,
Mostraba a José, María y Dios Niño,

Albos borreguitos, un burro, una vaca,
Ángeles magníficos y otros chiquititos.
Entre estos últimos, yo me confundía
Vestida como ángel, en albo candor.

No debo moverme, en precarias peñas,
En plástico cuadro de un teatro yo soy,
Un ángel hermoso, con alas pequeñas
Casi no respiro, en lo alto estoy.

Cajones de madera, que tiemblan abajo
De la inquieta planta, nada angelical,
Y el músculo quieto, debía eternizar.
No estaba contenta, ¡Yo, quería… bailar!

Mazurcas o polcas, ballet o jarabes,
Las duelas chirriar, con mi zapatear
Vestir de colores. Dar vueltas. Brillar.
Así, papás y mamás presenciar solían

Despliegue de arte, candor y maestría,
Y emocionados, al fin, aplaudían.
Toda acalorada, desde los cajones,
Miraba a mi madre, orgullosa,
Altiva… distinta, gozarme.

Aburridos, mis hermanos…veían
Incrédulo el rostro.
Pues de ángel tranquilo,
Yo, nada tenía…

II

Cuando yo fui un ángel allá en mi niñez,
Quise ser Apóstol con barba, María o José.
Ahora, que me miro en el cuadro aquél,
Sonriente comprendo, que ese fue el papel

Que, por ese entonces, yo debí tener.
Más de cincuenta años han pasado ya.
Cada año he rolado distinto, un papel
Que sin darme cuenta, en precaria peña,

Fiel desempeñé y ya nunca ha sido
Del ángel  aquél que haciendo equilibrios,
Dulce, candorosa, llena de ilusiones,
Un tanto renuente, yo representé…

III

Una sola tarde, ángel volví a ser,
En Enero, doce del sesenta y tres.
Vestida de blanco yo me desposé
Alba, decidida, así me entregué.

Sendero de pena, alma en soledad,
Arcano destino que no supe ver.
Que en siete años exactos, absurdo,
Infiel desengaño, marcaría mi ser…

Olvidé decir, que en el teatro aquél
A los catorce años, bailé el «Hokey Pokey».
Con gracia de estrella ¡Yo, también… brillé!

Yolanda Arias Forteza

Noviembre 13, 2003
9:15 hrs.


Mansa, lluvia…

Desde el cielo inmutable, vierte Acuario
Un aljibe de agua entre las nubes
Ha colmado de vida el universo,
Las rellena del líquido anhelado

Mojará a los amantes, a la gente
Apresurando el paso, consecuente.
Mansa lluvia que llora entre los vientos
Con rumores de amores turbulentos

Con suspiros que empañan los cristales
De postigos apenas entreabiertos.
Vela el rostro del llanto impertinente
Simulando ser sólo gotas de agua

Que humedecen sin tregua la mejilla
Y se filtran en medio de la boca
En salobre escozor de agua y arcilla.
Agua que se derrama entre torrentes

Limpia el alma y todo lo que toca.
Se riega por los campos, forma cauces
Y sumisa en temblor, se une al mar
Preservando la existencia de la tierra.

Así, ha de regresar hasta su origen
En un cíclico empeño constreñida
En húmedo vapor que se recicla,
Promoviendo que la vida, siga… siga.

Yolanda Arias Forteza

Septiembre 12, 2016

16:38 hrs.


Balance

 

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Cuanto dolor infame guarda el Alma,
Sin poder controlar su sentimiento,
Cae y recae en resentimiento
Por el constante asedio del engaño.

Se entreteje en amor y desaliento
Deambula entre cielo e infierno,
En carcajadas limpias y sonoras,
En congoja el corazón rompiendo.

Es el Alma el telar del sentimiento,
Solo un mago podría dilucidar
Cuanta urdimbre requiere para dar
A una vida el balance más perfecto.

Ese punto crucial donde converge,
La razón con la locura insana,
Encontrando después de negra noche,
Un lucero brillante en la alborada.

Inconscientes forjamos nuestras almas
Coloreando de vida el Universo
Haciendo irrepetible el corolario
En el que dibujó su vida… ¡El Alma!

Yolanda Arias Forteza
Abril 21, 2003


Sentidos

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Que mis oídos no escuchen ese tronar de su voz,
Cuando ahogada en emoción, expresa su sentimiento,
Trueno que a mí me fascina, centella de una pasión,
Que tamizada en el tiempo, su corazón expresó…

Que mis ojos no contemplen esa mirada febril,
¿Es deseo, es locura? O sólo insatisfacción.
Nunca sabré a ciencia cierta, qué fue que la provocó,
Mirada que con su fuego, mi corazón incendió…

Que sus manos, recias manos, no me vuelvan a tocar,
Que las yemas de mis dedos, no perciban su calor,
Es venero que subiendo, en vez de darme consuelo,
Va envenenando mi vida, rompiéndome el corazón…

Que mi olfato no perciba jamás, nunca más, su olor,
Olor que mi vida entera en infierno transformó,
Ni el aroma del pañuelo que perfumado me dio,
Fue un ardid, una mentira, que con jabón se lavó…

Que el dulzor del beso ardiente que mi boca recibió,
Convertido en sal amarga,
Por una lágrima sola, que en ella se resbaló,
Se disuelva para siempre, como algo que nunca dio
Y que mis labios no añoren el labio que los besó…

Que mi alma así trascienda, por su Destino marcada,
Sin susurros, sin miradas,
Sin caricias, sin perfume, ni dulzor
Y que mis sentidos, todos, en Virtud sean transformados
¡Librándome de su embrujo y las ansias de su Amor!

Yolanda Arias Forteza

Abril 11, 2003 5:12 hrs.


Perenne

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En ninguna boca beberé más mieles
Las tuve en tus labios y serán perennes,
Como lo es la brisa a la hierba del campo
Como tu sonrisa a la hiel en mi alma
La lava ardiente al frío de la nieve
El sol para el día, la lluvia a la tierra
El cuarto menguante a la luna nueva.

El último beso porque desespero
El único por el que, muero…¡Perenne!

Yolanda Arias Forteza

Febrero 4, 2004


Los ojos de Arturo

los ojos de Arturo

Hay quien dice que mis ojos
Les recuerdan a tus ojos,
Yo, sonrío dubitativa,
De tu mirada de lince,
Son solamente… despojo.
Pienso que cuando los miran,
El alma se me traduce
Y miran nuestras dos almas
Hermanas de pena y dulce.
Lo que de niños vivimos
Y de jóvenes reímos
De Rafa y de nuestra madre,
Del abuelo que quisimos
De la pérdida en la vida
De batallas sostenidas
En puntales y acertijos,
De tus hijos, de los míos,
De lo que sembrar quisimos
Desangrando el entresijo
Miran los tiempos aquellos
Pioneros en el esfuerzo
En errores postrimeros
Me miran y a mí, no miran,
Soy tus ojos diluidos,
Son tus ojos en mis ojos
Sólo el espejo de, un… tiempo.

Yolanda Arias Forteza.