¡PARA QUÉ, LOS VERSOS!
De viento fueron mis versos y volaron
cual las hojas que el otoño, roba lento.
De viento las ilusiones que se fueron
esfumando en repliegues y traiciones.
¿En dónde yacen humosas, qué lares
alimentaron cuántas otras se secaron
en las cunetas del tiempo? ¡Dónde volarán
mis versos, en qué grietas quedarán!
¿Estarán en tu alma impresos?
De viento serán mis versos, de color oro
a bermejo y te han de llenar las manos
las colinas de mis senos y te han de besar
los ojos como labios de silencio
en tus oídos murmullos que se hospedarán
inquietos y te envolverán el alma los calores
de mi cuerpo doquiera sea que te encuentres,
a que cada noche vuelvas a darme un beso
en el alma, al fundirse nuestros cuerpos.
¿Irán, llegarán, tan… lejos?
¡Para qué entonces, los versos!
©Yolanda Arias Forteza
Junio 10, 2015, 23:19 hrs.
A SOLAS CON MIGUEL
Con mi nieto Miguel Ángel, de diez años de edad…
Una tarde apacible pasé con Miguel
Yo lavaba platos, su tarea hizo él.
Casa quieta, en calma,
Aída, de Verdi, con él escuché.
Consciente él estaba de hacerme feliz,
Con paciente gala, ópera escuchó,
Complaciente estuvo, escuchó al tenor
Cantando unas arias que no comprendió.
Lo que ya percibe es que fácil es
Que poesía, música se puede volver
Pasamos la tarde, felices los dos
Al irse a su casa, un beso me dio.
Su sensible alma, hoy me regaló
Horas de su vida que no han de volver,
Horas de mi vida que no olvidaré,
Vejez e inocencia, en raro… placer.
©Yolanda Arias Forteza
Junio, 2004
CUANDO YO, TE LEO.
Es tu recuerdo ritmo acompasado latiendo
en mi memoria. Se asombra el corazón
de no haber sucumbido a tu abandono.
Vives en mí, verbo inacabado,
infinito vocablo que hilvanado,
expresa sin reparo lo que mi alma piensa
y cuando te leo, desde mis retinas resbala
candente la lava del fuego que encandece
el llanto que fluye del alma. Cuando yo te leo
tu verbo implacable me cubre de anhelo,
me llena la mente de letras pendientes
que yacen guardadas en mi pensamiento
haciendo que verse ya como alimento .
Te vuelves mi dueño y en los avatares
de mi vida diaria alientas mi empeño.
Cuando no te leo, llevo un libro abierto
en la mente siempre donde tu palabra
me permite verte y al pensarte tanto
me dejas saberte, descubro secretos
que a nadie contaras porque al escribirlos
tú los escondías en galimatías
que sólo quien te ama podrá descifrar.
Sólo el ojo atento, la mente despierta,
correrán el velo de la letra, oculta
que tu vida cuenta. Mientras más te leo,
mayores razones encuentra mi alma
para estar contigo; entonces comprendo
el plano en que vivo de incruenta miseria,
mientras no consume mi paso en la tierra
es lo que me impide estar a tu lado.
Sé que la impaciencia, de nunca tenerte,
el tiempo, la ausencia, y la muerte misma,
son irrelevantes ¡Para nada… cuentan!
Yolanda Arias Forteza.
Enero 20, 2016, 14:46 hrs.
PENUMBRA Y SOLEDAD
En esta tarde lluviosa,
Cálida tarde nubosa
Estoy sin luz, pues se ha ido
Hace un rato y no regresa
Un sillón da a la ventana
Apoltronado remanso
El lugar iluminando
Pálida luz, del ocaso
La bugambilia llamea
Las ciruelas ya verdean
El aroma de la lluvia
Que moja lento la tierra
Resuma calor de marzo
Con olor de primavera.
Húmeda tarde en silencio
Que pocas veces se da,
El silencio se agiganta
Si no hay electricidad.
Pude sentarme tranquila
A mirar los colibríes
Respirando la humedad
Escribir en el ocaso,
Cerrar mis ojos, pensar
Dando gracias a la vida
De tener un patio atrás,
Reparar en el ciruelo
Que alguna fruta dará
Meditar en lo pequeño
Que deleita mi mirar.
Sencillo patio trasero
En el que puedo soñar.
Un colibrí, algunas flores
El olor de la humedad
La tibieza de mi vida,
El silencio de una tarde
En penumbra y soledad.
Yolanda Arias Forteza
Diciembre 2, 2015, 16:33 hrs.
EN ECO
Flores me salen al paso,
Flores polvosas, marchitas
Floreros improvisados,
Por humo contaminados.
Aunque a veces, se renuevan
Con flores albas y frescas,
Con rojo moño encarnado,
Nombre o foto, del finado.
Cruces al pie de la calle
O en medio de un camellón,
En una esquina maltrecha,
Al fondo de un callejón.
Lugar de pena marcado
De amor, puro, sublimado,
Donde se han perdido padres
Novias, amores…amigos
Historias nunca contadas
Donde se quedaron quietas
Ilusiones y pasiones,
Jóvenes vidas…truncadas
Cruces que marcan el tiempo.
De la tragedia, el momento,
Cruces con flores valientes
Pregonando sus afectos.
¿De quién serán esas cruces?
Reverenciando a sus muertos.
¡Cuánto dolor, contenido!
Encerrarán en su pecho?
Siempre que paso y las miro,
Entre el ruido de los carros,
Por esas tumbas urbanas,
Por tanto dolor, en eco,
Mi corazón… estremezco.
©Yolanda Arias Forteza
Diciembre 9, 2004, 1 :00 hrs.
Una de las formas en que los habitantes de la ciudad de México se apropian del espacio público urbano, a partir de la sacralización de lugares específicos en la vía pública. Dicha apropiación se hace visible con la instalación de altares, cruces para sus muertos y nichos para vírgenes y santos. Estos elementos de la religiosidad popular se conforman no sólo en parte del paisaje urbano, sino que tienen una función cotidiana —articulada a la protección, a la construcción de memoria y al manejo de los espacios liminales— en una ciudad aparentemente caótica, en donde los espacios públicos se consideran «en extinción». Son elementos que buscan poblar con rostros y nombres propios el espacio del anonimato urbano, generando lugares de sentido y de memoria para los pobladores locales. De esta manera, el espacio público se constituye en una suerte de escenario en donde lo más personal de los sujetos y los grupos se hace visible.
Las creencias en el asfalto. La sacralización como una forma de apropiación del espacio público en la ciudad de México
María Ana Portal*
* Doctora en Antropología. Profesora investigadora del Departamento de Antropología de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Iztapalapa, México.
UNA VOZ
Quiero decir mis versos sin que mi voz se quiebre
Y sin que impertinentes brillen en mis pupilas
Las lágrimas ardientes que irrumpen de repente
Ahogando el continente en que me refugié.
No sé a quién debiera la voz pedir prestada
Quién temblara conmigo sin quebrarse su voz
Por más que los repito en constante fervor
He de verlos ajenos, si… he de decirlos yo.
Una voz necesito que relate mis versos
La voz que yo preciso será de ruiseñor
Será trueno en la noche, del viento resquemor
Un jilguero llorando porque perdió el amor
Cantarina cual fuente resbalando en cantera
La voz, la más bonita, la profunda, sentida
De pasiones trastorno, oquedad de una flor.
Dulce y aguerrida, a mi pasión prendida.
Una voz necesito… a que cante mi voz.
©Yolanda Arias Forteza
Agosto 16, 2004, 19:00 hrs.
DIVORCIO
Cuando me acuerdo de ti,
Algunas veces yo lloro,
Aunque en verdad no razono,
Lo que causa mi dolor.
Será porque te marchaste
Cuando te quería yo más
Será porque aún te quiero,
O porque me quiero yo
Y todavía no comprendo
El porqué tu desamor.
Cómo duele esta añoranza,
Que a veces, sin darme cuenta
Me atenaza la garganta,
Convirtiendo en algo amargo
Lo otrora, fuera esperanza.
A veces yo te recuerdo;
Pero, cierta aún no estoy
De que al recordarte joven,
Enamorado de mi,
Me esté recordando bella,
Enamorada de ti.
Ese nuestro amor primero
Que nos llevó hasta el altar.
Porque violamos los dos
Los votos que ante Dios dimos,
Porque erramos el camino
Y sin darnos cuenta apenas,
Nuestro destino marcamos
Con hierros al rojo vivo.
Juventud desperdiciada
El Amor desposeído;
Y, pese al tiempo pasado,
Yo te puedo asegurar,
Que también tú me recuerdas,
Aunque intentas olvidar.
Pasaron treinta y seis años,
Y hoy que te recordé,
No sé si lloré por ti,
No sé si por mi lloré;
Y aunque no puedo creerlo
y más me duela admitirlo…
¡Fue por los dos que lloré!
©Yolanda Arias Forteza
Julio, 2003
POESÍA ETERNA
Un recinto es ya mi alma
en el que vives, adornado
exquisito, para ti. Coronas
de laurel, doradas filigranas,
luz de luna y luceros,
bajo un manto de cielo azul añil.
Soy vestal que a tu culto se constriñe,
en rituales que invento para ti.
En abril, violetas son, que cuido;
si en verano heliotropos y jazmín.
En otoño desnudos arces rojos,
hojarasca de fresnos por ahí,
melancólico estar, mirar de lejos
cuando antes te pensaba junto a mí.
Son consuelo en mi invierno los ciruelos,
los duraznos rosados que florecen
en promesa de frutos para abril.
Huno o elfo entre la naturaleza,
avatar, poesía eterna en mi vivir.
De tu obra seré sacerdotisa,
de tu palabra y versos baluarte en tu decir,
a que sepa y entienda el mundo entero
como el soplo del verbo de un poeta
en lírica divina, sublima el pensamiento
y nos hace… sentir.
©Yolanda Arias Forteza. Octubre 27, 2015. 17:53 hrs.
LUISANA
Era rosa su piel, llena de vida,
rosa la vida aún la sorprendía,
plena lozanía que al amor se abría,
derramaba esencias de ambrosía
Luisana, se llamaba y al mirarla
mi antigua juventud, se… sonreía.
©Yolanda Arias Forteza
Enero 10, 2016, 10:55 hrs.
NO QUIERO CANTAR
Ya de noche, mi mano desvelada,
No busca presurosa, la tinta y el papel
No importa cuánto daño me inflija yo en el alma,
Al no escribir los versos que rondan por mi piel.
Son versos novedosos, dolientes, amorosos
Que surgen en la noche de insomnio, por doquier.
Se meten en mi mente y rondan insidiosos…
Ya no escribo mis versos adivinado el trazo
En plena oscuridad. La inspiración se aleja
Cuando la claridad, deslava los antojos
Que tu ausencia me da. A ratos, me conformo
Pues pienso que la musa mejor se me dará
Y al despertar compruebo sorprendida
Que olvidé cuál el tema de mi verso será
Las cosas que me dijo, ya no repetirá
E ideas, versos, estrofas, por aborto indolente
Dormidos en el tiempo, anoche, tan presentes,
Al pasado se irán. Te he cantado ya tanto…
¡Que no quiero cantar!
©Yolanda Arias Forteza
Abril 20, 2004. 23:30 hrs.
QUERIDOS REYES MAGOS…
Hoy es día de Reyes, y pedí un regalo
Más debo entender, no era poca cosa;
Pues, no me trajeron lo que yo pedía
Jubilosa, necia, la carta leía:
“Soñemos un sueño, en el que los dos
Juntos, por única vez, vivamos un día
Que nos despertemos y desayunemos
Con melocotones traídos de Hungría.
Con té de la India y después viajemos
Por todo Damasco y vayamos luego
A comprarnos cosas en Alejandría,
Telas orientales con hilos de oro
Tejidas por siglos de sabiduría.
Sandalias bordadas… un saharí, diría
Un hermoso velo, color de zafir
Voluptuoso, único, que hiciera ruiditos
Volviéndome bella, feliz y risueña
Despertando amor, en tu piel morena.
Tú, una pipa rara, con tabaco rico
Con que saborearas un gusto distinto
También un turbante, oscuro albornoz,
De lana, sería, (refracta el calor)
Una joya al pecho, un regio tesoro.
A menos que quieras, más no desearía,
Para que a mis ojos fueras un sultán.
Visitemos templos de cultos antiguos
Que pisara nunca nuestra planta un día.
Hasta un baño turco, feliz, sudaría.
Aceites exóticos, extrañas esencias
Bañados de suaves trinos y cadencias,
En rito oriental…”
Un día en el Oriente, distinto al sufriente
Que diario vivimos… rutina inclemente.
Un día sin pensar que rumbos distintos,
Tienen nuestras vidas que mientras vivamos,
Aunque nos amamos, jamás nos veremos.
Distinta la carta que antes, a los Reyes
Yo les escribía. “Me he portado bien…”
Pidiendo trastitos, muñecas, patines,
Cuentos, lapiceros, libretas o un tren.
¡Era tan alegre! Mi madre, vivía.
Sencilla la vida. Todos me querían.
Tan feliz el día en que ellos venían
Lo que yo quería poco parecía,
Todos los regalos siempre… conseguía.
…¡Ya no hay Reyes Magos!
Era sólo un sueño. Los dos, en un día
Un sueño contigo, lo que les pedía.
Absurdos regalos pedimos de grandes,
Sabiendo que nunca, se podrán cumplir
Anhelos guardados en cartas de niñas,
Que los Reyes Magos jamás, van a abrir.
©Yolanda Arias Forteza
Enero 6, 2005, 10:00 hrs.
RUMOR
Tuve un sueño en el mar.
Oía un suave rumor,
Dulce y lejano, que creció
Hasta volverse turbulento
Un rugido de ola me alcanzaba,
Estallaba en mi pecho
Y bañaba mi alma toda,
Salobre, en su avalancha.
Al sentir que mi cara se mojaba,
Percibí que era llanto,
Que en olas de sollozos
Me empapaba.
Poco a poco, el rumor se fue calmando.
Una lágrima sola se escapaba
Y en la playa de mi rostro,
Callada, lenta… ¡Se secaba!
©Yolanda Arias Forteza
Marzo 15, 2003, 10:30 hrs.
MI VIDA, ES… SECRETO
Aunque mi vida aquí cuente,
Mi vida sigue en secreto,
Para el profano incipiente,
Para el culto, indiferente.
Cuánto recodo yo busco,
Hasta encontrar la palabra
Que justo el sentir explique.
Una sola vocal cambia
El sentido aquí en mi mente.
Cuántas veces sacrifico
La forma por sentimiento.
Y siempre la paradoja
Aparece en el Poniente
De mi verso, de mi estrofa
Para virtual confundirse
En un soplo del Oriente.
Un soplo… ¡De mi existencia!
¿Será mi amante el que entienda,
O mis hijos, o mis nietos?
Quizá, otra alma que enferma
De Amor o de desencanto
En mi palabra ella encuentre
Consuelo para su pena…
No sé bien, quién de mi vida
Develará sus secretos.
Para mi el verso es un Mago
Que con su manto me cubre
Y se embelesa conmigo
Dilucidando el misterio
Del poema en que yo vago,
del verso que, me… define.
©Yolanda Arias Forteza
Noviembre 12, 2003, 11:15 hrs.
EN EL VERSO ESTARÉ
En la onda de un verso cabalgará mi alma.
Desnuda. Ni afeites, ni artificios,
Cubrir han sus virtudes y vicios.
Transitará sincera hasta encontrar la calma.
En el vaivén de un verso, danzará mi recuerdo
Preciso, desvaído, hermoso, precavido
Cansado, dolorido, regresará, si ido,
En las noches de luna, a quedarse conmigo,
En el sinfín de un verso remontaré el Arcano
En el estar de un verso descansará mi mano.
En un verso, amor, delirio, desdoro, encanto…
¡Alivio!
Con sopor de anestesia, con gemido en el gozo
Con profundo sollozo…
En un verso, en el Verso estaré.
En un verso es muy fácil cancelar el ayer
Y sumirme en el fondo de un profundo placer
Anestesia de versos… inundando mi ser.
©Yolanda Arias Forteza
Mayo 18, 2004