***Liras de sentimiento y belleza *** Yolanda Arias Forteza

Archivo para abril, 2018

Renacer

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Hoy culmina mi vida, no hay nada que la aliente,
el ansia de empeñar el alma, es capricho,
su destino, de vida y muerte fue predicho,
nada hay por hacer; pues, nada está pendiente.

Precisa que trascienda. En duda insistente
el vocablo “morir” ha puesto en entredicho
mi voz, campana muda, dormita en su nicho
tañerá a mi regreso si renazco inocente.

En letras derramarse en voz y sentimientos,
de glorias y de rimas recuerdo dividido
entre haces de luz y rumor a cuatro vientos.

Vislumbrar horizontes del azul más pulido
sin nubes borrascosas que son impedimentos.
Corona de laureles, honor no conseguido.

Yolanda Arias Forteza


Dulce Primavera

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Primavera en dulce miel
llena marzo con sus flores
su cantar
se me derrama en la piel
entre cendales y albores
para amar.

Así la abeja más fiel
en mi panal de temblores
estará
será en mi cuerpo papel
que solo tiernos rumores
ella oirá.

Cálida brisa de abril
atravesada en la rama
del rosal
enrollándose al pretil
de mis ojos, en el drama
de la sal.

En mi sien se han metido
y retumban mis oídos
por doquier
promesas en mi sentido
heliotropos ya caídos
del ayer.

Si mi cintura su brazo
una vez la contuviera
arrimada
podría ser solo trazo
un hostal de primavera
doblegada.

Me llegó la primavera
en sonrojo y arrebol
asombrada
besos de la vez primera
coronaditos de sol
deslumbrada.

Buscando ansiosos sabores
colibríes en bandada
alocados
con primicia de colores
el alba transfigurada
dibujados

La huerta se ilumina
con la luz de las cigarras
resplandor
mientras la noche camina
entreverando las parras
en rededor.

Es todo cuanto quisiera
un otoño sin ocaso
lisonjera
un beso de vez primera
puro, casto, sin fracaso
Primavera

Yolanda Arias Forteza


Penitas

 

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.
Cuando se termine el sueño
que en esta tierra tuviera
yo quiero que él me reciba
allende el cielo, doquiera.

Presta su boca morena
a regalarme sus besos
y, a su cintura adosada
morir en sus embelesos.

En nudo ciego me abrace,
que me aprisione en cadenas;
pues, lo sentí enredadera
entre lirios y azucenas

apartado de mis penas.
Penitas que me quedaron
cargando mi sentimiento
y a muerte me condenaron.

La luna brilla indolente
en el manto desgarrado,
en mis manos rojas flores
por el llanto, derramado.

Yolanda Arias Forteza


Sin puerta, ni escape

 

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En mi infancia hubo puertas que antojaba, gigantes.Puertas. Descomunal recuerdo. Desafiantes, antiguas, de madera gastada, con sus goznes chirriantes que llenaron de miedo y goces expectantes el sencillo deleite de girar picaportes, o de insertar la llave en el ojo aberrante, temiendo que no abriera o que, abriendo… temiera.

Portón que me acogiera con cuatro primaveras, que perfiló, primero, mi alma de poeta, la sencilla belleza de pensar sin hablar, la reflexión infante mas, por ello constante, de mirar y saber de las cosas pequeñas, a lograr comprenderlas, sentada en travesaño del marco de madera. La puerta majestuosa con su aldaba de bronce, de un león con melena, y la voraz manera de sus fauces abiertas, y sus ojos de fiera.

Una puerta primera, del azul más obscuro que jamás concibiera, que al baño no se abrió, cerrada estaba a llave, en la primera noche que pasara en mi escuela, por nueve años interna. El vestíbulo enorme, como la noche negra, que me privara entera de poder contemplarla como entrada sincera. Regresé al dormitorio, el de las niñas nuevas, sin que nadie me viera y la vergüenza honda de humedad en la cama, me persiguió por años de insidiosa manera. Ahora me pregunto si distinta no fuera, si algo en mí distinto, porque la puerta, aquella noche…abriera.

Muchas puertas he abierto, y cerrado por siempre con llaves prisioneras, herrumbre entre llaveros, que permanecen quietas en cajas de madera,¿a cuál pertenecieron? Si semejan quimeras, silenciosas me esperan y no saben que aún abren, en recuerdos, las puertas de mis casas primeras, guardando mis secretos, colgajos de memoria de glorias, alborozos y cenas navideñas, de lágrimas y penas.

Hoy madura, recuerdo esas puertas silentes y es el alma quien abre otra, plena… consciente. Puertas hay que detienen el paso hacia la mente. Son puertas que, invisibles delimitan umbrales que nunca han de mostrarse, habitaciones sordas, encrucijadas´propias, torcidos laberintos, misterios del crecer que a nadie atañen y se muestran tan sólo al elegido. Son las puertas del alma, sin el acceso franco, con cerraduras y candados blancos. La llave solo, símbolo. La clave, el instante preciso en que habrá de insertarse, ese momento idílico que conjuga, razón y conmoción, abriendo el corazón, enmudeciendo el labio.

Dando paso al arcano, la puerta ha de cerrarse y así, ha aventurarse por vestíbulos negros, pasadizos secretos por los que solo, leve, la intuición transite. No hay marcha atrás, la puerta ya no existe. Ha dado paso en tu alma a la Verdad y vagarás eterno, en su conquista. Perpetua desazón, incógnita respuesta, inquietud galopante encendiendo tus venas, expresada en Poesía., Sin puerta, ni… escape.

Yolanda Arias Forteza.


Temo al mar

 

 

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De un tiempo para acá, al mar le tengo miedo,
En su profundo azul, en su vaivén, violento
al caprichoso andar me integro cual remedo
de su rumor constante, similar al que siento

de fantasmal corriente en calma lisonjera,
a su marea espectral de magia y de misterio
a esa ola voluptuosa que irrumpe zalamera
con monacal fervor de rezo en monasterio.

A su estrellar furioso contra la escollera
que al concluir su reto, cobarde se repliega
hasta una lacia playa, sin línea de frontera
con una risa ríspida, que me desasosiega.

Yolanda Arias Forteza


Otra dimensión

flores aguas

Me gusta amarte así,
Sin alcanzarte,
Presente en mis sentidos
Sin tocarte
Yo, más mujer sin ti,
Tú, más amante
Amor
De marisma y fantasía,
En otra dimensión…
Errante.

Yolanda Arias Forteza