Atemporal
En un rincón de mi pecho
Sigue encendida una llama
Que no se quiere apagar
Verde vibra la esperanza
De que algún día llamarás.
Un cumpleaños festejar,
Aniversarios que pasan
Del día que nos conocimos,
En el que un beso nos dimos,
El de un luto, a recordar.
Pero no celebras… nada
Nada quieres recordar.
Y yo, me niego a olvidar.
Que objeto las fechas tienen
En un alma atemporal,
Sin calendario, ni historia,
Sin inquietud o pasión.
Atemporal me supiste,
Enamorada de ti,
Atemporal, será el día
En que me olvide ti,
Y en un recuerdo…
Sin tiempo,
¿Existirá algún momento,
En que te acuerdes de mí?
Yolanda Arias Forteza
Febrero, 2006
Aún, sin conciencia
Los primeros recuerdos de mi infancia
Siempre tienen de marco la casona
Que en Celaya viviera, en Guanajuato.
Las enormes estancias, conectadas
En rectángulo, al centro, enorme el patio
Donde añoso un jazmín se estacionaba,
Centinela feliz de ensueños y de andanzas.
A la riata saltando, con canicas
Jugando matatena y mis hermanos,
Con un ojo tapado por un paño
y la espada de palo, a los piratas
Tiempos idos, tan plenos de inocencia,
Sobremesa de charlas con paciencia,
La sonrisa comprensiva de mi madre
De las penas que apañan los infantes,
Y las dudas que enormes los asaltan,
Con su abrazo de dulce complacencia,
Mis pueriles temores, disipaba.
Tiempos esos de dura resiliencia
De guisar con carbón y con ocote,
Acre olor, encendiendo los braseros
En hilera, venteando el soplador
En rítmica comparsa con las llamas
Avivar el hollín y las chispitas
que saltaban brillando contra el lóbrego
fondo del recinto, la cocina de piedra
hasta lograr en brasa, arder la leña.
Y la ingrata tarea que conllevaba
De limpiar el hollín de las sartenes
Y las brasas enfriar hasta dejarlas
Blanquecinas, reducidas a cenizas
Genuina fortaleza de mi infancia,
Las carencias de entonces, que ahora
En la distancia, me parecen sublimes.
Ensueño es de delantal, en un portal
de ausencia, por demás…exquisito.
Incide en mi memoria, inolvidable
La visita aterradora de un roedor.
La batalla campal yo, descompuesta
Mis gritos de terror irrazonados
hacían que el drama comenzara
Hasta que huía de ahí, despavorido.
Cuánto más por decir de la casona,
Refugio familiar, que rememora
Mi fugitivo andar, en la deshora
Donde tuvo lugar la coincidencia
De soñar y de amar sin cortapisa
Debajo de un jazmín aún, sin… conciencia.
Yolanda Arias Forteza
Feb. 6, 2021. 19:00 hrs.
Ausencia
Ingrata Ausencia que abrieras
Un surco en mi corazón,
Dime que sentido tiene
Si no has de sembrar amor
Pues la semilla que plantas,
Por ser tan pequeña y vana,
Antes de nacer, murió.
No intuiste, ni supiste
Que la tierra que sembrabas
Aún era capaz de dar
Una cosecha de trigo,
O un campo lleno de azahar
Para perfumar su alma,
Para su hambre saciar.
Yerma mi alma se queda
Surco abierto, sin sembrar
Y mi llanto se parece
A la lava de un volcán
Que derretida encandece
Que no moja y cristaliza
Que resbala entre la herida,
Haciendo que duela más.
Ay, Ausencia, tú me matas;
Pero, más me matará
El saber que estando cerca
Mi surco no ha de sembrar.
Yerma el Alma encontrará
Erosionada, reseca…
¡Como roca de volcán!
Yolanda Arias Forteza
Octubre, 2003
Encuentro
¿Por qué? será que el hombre
Que raras veces viste
En un giro fugaz,
En un pasar de lado
Es ése a quien recuerdas,
Deseando haberlo amado.
Volando en nuestra prisa,
Los autos se emparejan,
Él recogía a sus hijos
Y yo iba por los míos
Se encuentran las miradas,
Saetas imantadas.
El campo agreste, seco el ambiente
Quemante el sol en la reseca hierba.
Viento de primavera, inclemente,
su corbata y el saco, mecía,
Despeinando el cabello
Que arrogante lucía.
Erguido en un montículo,
El tiempo lo retuvo.
Desafiante el pasado, distante,
Su imagen no ha borrado.
Retadora, insistente,
Su mirada decía,
Yo te busco a mi paso.
¡Ojalá, fueras mía!
¿Por qué? es perenne el gozo
De saber que fue tuyo,
El que nunca has tocado.
¿Por qué? será que el beso
Que nunca recibiste,
Es el más anhelado
¿Se acordará de mí?
Yo, a veces, lo recuerdo
Parado en el montículo,
Como estatua viviente.
Incólume en el tiempo
Deseando, haberlo… amado.
Yolanda Arias Forteza
(Junio 18, 2003)
Adiós
Adiós (Abril 10, 2005)
A Rafael…
Adiós, hermano amado,
Mi vínculo sagrado,
Recuerdo encadenado
A una infancia clemente.
Agobiada en esfuerzo,
Salpicada de gozo.
De niños, gozos simples,
Nos brindaba mi madre,
Revestidos de encanto.
Ritos inolvidables
Solidario… denuesto
En puja desmedida
Aceptando los retos.
Ofrendaste tu vida.
Enseñaste respeto.
Orgullosa siembra eres,
De lo que fuera…¡Nuestro!
Adiós, hermano amado,
Amantísimo esposo
Padre, siempre obligado
Dador clemente,
Creador insatisfecho
Del arte… el horizonte
Tus obras, por ti hablan,
Sembraste en quien amaste
Semillas de riqueza
Ejemplos de certeza
El éxito a tu paso
Estandarte animoso.
Si mamá te contempla,
Y papá te mirara,
En el cielo su orgullo
En derrame de estrellas
Mis lágrimas tornara
Porque, ya … no te tengo
Porque nunca, tu risa,
Porque tu mano… nunca
Por tu abrazo, segado,
Y la vida no entiendo,
Sin nunca más, mirarte,
Sin un beso no darte,
Adiós… Hermano, amado.
Yolanda Arias Forteza
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