Como, extraña…
Acércate a mí, vela tu rostro
Con máscara y sin remordimiento.
Ocho lustros van ya, del mío
Cubierto. Armémonos ahora
Cual si fuera cierto, el juramento
Que hicimos aquél día,
Sin presentir siquiera
lo que sobrevendría
Piensa en mí como, extraña
A quien dispuesto das
Una noche de vida
Sin pronunciar un nombre
O indagar el pasado
Sin que importe siquiera
Un futuro cercano, mediano
O lejano. Una noche te pido
Sin mirarnos las caras
Que sean sólo las ganas
De tocarnos el cuerpo.
Y en incendio de besos
Olvidar nuestras canas
Sin querer tener hijos
Ni casa, con veranda
Ni vernos a los ojos
A una hora temprana,
Reposada en tu pecho
Mi cara, lastimada
Murmuraré un, te quiero
Pensaré que, me amas
Prisioneros eternos
En ocultos recuerdos
En celda con olvidos
De celos traicioneros
Una noche de entrega
Una noche de tregua
Una noche te pido
Sin tanta, sal… amarga,
Para saldar los años
Que en un hosco silencio
He, vivido… contigo
Yolanda Arias Forteza
Noviembre 26 2016, 0:l0 hrs.
Vacío, lleno…
A todo quien me lee, le ofrezco una disculpa.
De un tiempo para acá reparo mi poesía
no versa a la alegría; si bien, son reflexiones
de un tiempo en que mi alma vaga herida
en los valles de sombra, entre neblinas
cuestionando el quid de la existencia
que ha tres cuartos de siglo me fue impuesta.
En los ojos de ancianos y de niños, indago,
en la mirada que adivino en la madre que al hijo, dignifica,
en las flores indago y en las niñas, en la mujer en soledad
que piensa en el amado y al recuerdo, sus ojos dulcifica,
en el cielo de azules desbocados, en los mares rugiendo
tempestades, en la espuma que playas lame, suave.
En el soplar intenso de los vientos, en la brisa,
que calma mis ardores al quebranto que en mi pecho estalla
por la conciencia de mi amor perdido. En la fe que percibo
que en mí aflora al reencuentro de aquel que me enamora.
El inmenso poder del pensamiento bulle intenso y no acierta
a discernir una respuesta; mas, ¿por qué habría de hacerlo?
Tema es que desvela a eruditos, si la incógnita
Está sin develarse, allende el tiempo en que la tierra existe.
¿Qué pudiera encontrar que justifique el craso devenir
que nos agobia? Remedo es de la vida, que percibo ajeno,
en que a diario despierto en deja vu de sueño
y en cíclico desvelo siempre empieza de nuevo
en que busco el sentido de este vivir de ensueño,
en que todo ha pasado, aunque nada sucede.
Y los años me duelen y la muerte es amiga, que me abraza
me da la bienvenida, y aun llamada, no viene;
pues, a cabo colijo que no es otra la muerte
sino vida que debe volver a comenzar, en cauce de energía
acorde al universo. Es ciencia y biología, amor y sentimiento,
es razón y locura en mismo mandamiento.
Vacío, lleno si lo vuelvo, a… encontrar.
Yolanda Arias Forteza
Noviembre 23, 2016, 23:50 hrs.
De miel y amargura
Desde que era niña, ya te presentía
Porque supe siempre que te encontraría,
No sabía tu nombre, el mío no sabías,
Caminé a tu vera, te seguí los pasos
En los pastizales entre amaneceres
y rojos ocasos, bebiendo el silencio
de los amplios campos donde te llenaste
del acervo mágico que da la lectura,
el sol calentando tu rostro de infante
las piedras, tu trono. Al viento,
triunfante tu cabello rubio
y en el universo los astros giraban,
ya te preparaban esperando el tiempo
en que despertara tu piel de poeta
y el verbo exaltado que ya despuntaba
forjado en carencias y ausencias forzadas
entre olor de incienso, en el monasterio
de pasto y de cabras, en campos y montes.
Cuna de peñascos que a ti te arrullara.
Ausente de todo lo que te pasaba,
a la par mi infancia en ti se soñaba
por mar separada, conventual cantaba
en lenguas latinas en místicos rezos.
y escogía un lucero donde te encontrara.
Vidas paralelas siempre vinculadas
en rimas de versos castos y perversos,
dos rosas fragantes que se marchitaron
sin verse siquiera, sin roce profano.
Sin besarse, nunca. Pude al fin saberte.
En tres años sólo, viví la locura
que toda la vida mis ansias guardaran,
tres años de llagas, de miel y amargura,
Epístolas de alma, verbo en oración
saldo del destino, que a mí te robara;
deuda será eterna que queda sin paga,
amor de una vida atada a un embrujo
que nunca termina, que en rimas y versos,
relato… obstinada.
Yolanda Arias Forteza
Julio, 2016
Para aprender…
En trama de colores se sostiene
en hilos resistentes mi existencia,
Industriosa maraña que define
la gama irrepetible de mi esencia.
Se pierde el sentimiento en claroscuros,
rosa tenue de dulce acoplamiento
con el ocre amarillo en sufrimiento,
destellos de luceros, en índigo lamento.
Al borde, tu recuerdo amarillento,
Borroso y deslucido porque pasa el tiempo
Y no encuentro asidero, ni retorno, ni credo.
Un indicio preciso que te adhiera a mi mente
Que me envuelvas el alma como atmósfera
Etérea, que me ciñas el cuerpo con candados
De fuego, que se llene de niebla el espacio
Completo donde yazgo perdida, hasta que
Tú me encuentres en un nimbo de vida
En que eterno convivas en nuestro amor secreto.
Aférrate a mi vida porque sigo aferrada
A tenerte conmigo en un soplo de brisa
En el rugir del viento, entre bruma y llovizna
A la rima que versas, en tu poesía… sumida,
Para aprender a hacerte poemas diferentes
Y lograr expresarme en un pasar de viento,
En que todo es etéreo y fugaz y elusivo
En habla de suspiro que sólo, tú… comprendes.
Yolanda Arias Forteza
Octubre 7, 2016
0.34 hrs.
Un árbol
Un árbol viejo soy, enraizado en cariño
Dentro en la savia. Así yo me alimento.
Tengo nidos de amor entre las ramas
Y jilgueros volando en las mañanas.
Frutos yo ya no doy; pero, los tuve.
La semilla sembré, también dio fruto.
Las lluvias en Abril aún me refrescan
Y las lunas de Octubre, me fascinan.
A veces soy durazno, a veces fresno
Enorme sauce o fresco abeto, o pino
Que se alza en la campiña, en huerta
Agreste en el desierto, un lugar, doquiera.
Majestuoso, me elevo de la tierra,
Saludando feliz al Universo
Tormentas hay que arrasan mis quimeras,
Y mis ansias de ver mil cosas bellas;
Mas, los furiosos vientos del Poniente,
No han podido robar mis ilusiones,
Sin embargo, mujer, como he nacido,
En el frío invierno, me calienta el pan
Que paciente, amaso con mis manos.
Yolanda Arias Forteza
Poesía, es…
Poesía es mirar la flor, poesía es mirar el arte,
Una escultura un cuadro, también el horizonte.
Poesía es mirar los ojos candorosos de un niño
Con la suave promesa de vida adolescente
Es la voz de una madre susurrando “mi hijo”
La voz de ese hijo diciendo “ella es mi madre”
Es mirar el rocío sobre un tierno retoño
La flor más pequeña creciendo en el sendero.
El trino matutino de un jilguero en el vuelo.
Cuanta poesía en la tierra, cuánta poesía poseo;
Pues, todo en este mundo como un poeta veo.
Poesía es mirar tus ojos mirándose en los míos
Es el roce mas leve de tu mano en la mía.
Es recibir un beso que nunca me hayas dado
Y guardar ese beso como algo sagrado.
Para sentirte en mí, cuando me sienta triste
Alegrándome, sola, con algo que no existe.
Poesía, es… saberte lejos y escribir estos versos
Versos que no imaginas, ¡Y estés cerca… por eso!
Yolanda Arias Forteza
Septiembre 2003
Yolanda Arias Forteza
TIERRA DE VIOLETAS 