***Liras de sentimiento y belleza *** Yolanda Arias Forteza

Archivo para abril, 2021

Antojo

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En diez horas de viaje,

Me alejé de tu vida,

Sin poder consolarme

Sin querer separarme.

Mi cuerpo tiritaba

Mi alma presentía

Toda yo, helada

Que jamás volvería,

Presentimiento inicuo

Conque culpo a la suerte

Que ha marcado mi vida

Con herida de muerte.

Presunción que se vierte

En dos años sin verte.

Sin lograr olvidarte

Asombro es, aún… amarte

Porque nunca he tenerte,

Y nunca abrazarte

Porque sólo en un beso

Vivirás en mi verso.

Miles de horas lejos

Sin mirarme  tus ojos,

Cuando son sólo diez,

Limitando tu… arrojo.

Sólo un beso me diste,

Una promesa hiciste,

Y de amor, en acoso,

Vivo y muero, de… antojo.

Yolanda Arias Forteza

Mayo 18, 2015. 23:00 hr.


Amnesia

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Fue paseando a los perros que, doblando una esquina

Me tropezó la vida con un amor de ayer,

Los dos nos sorprendimos y solo sonreímos,

Me dice: “No has cambiado”. <Está ciego>, pensé.

De prisa platicamos, del tiempo que ha pasado

De que él está casado, que yo me divorcié.

Un saludo de mano, cortés apresurado,

También el obligado, “nos veremos, después”

<Pasa por la casa, si puedes esta noche,

ya sabes dónde es… al fondo de la calle…>

Me escuché pronunciando como una insensatez.

Me sorprendí pensando, solo, ven. Abriré,

la puerta de servicio, el umbral clandestino

de todo lo prohibido que deseas esconder…

Sus ojos me miraron, incrédulos, turbados

Y una chispa lasciva  en ellos,  vislumbré.

Sorprendido me dijo, ¡está noche! ¿ porqué?

Me dije.  “tú estás loca” y me escuche gritando

Atrevida, insurrecta “Sabes bien, para qué”

Riendo, los dos seguimos por caminos distintos,

Como hicimos ayer…

El ocaso se inflama con una llamarada 

Que incendiará los montes que a lo lejos se ven

La noche se aproxima despacio, inexorable

Es la hora del té.  El timbre.  Un hombre

está a la puerta.” Si, señor ¿dígame?”

Me mira, titubea, “perdón, me equivoqué”

Y da la media vuelta.  “¡Espere! a usted yo le conozco,

No recuerdo de qué, pase, pase, le pido

Es la hora del té”   Dos tazas en la mesa

Él se sienta a mi lado, sus ojos van brillando,

Pretendo no notar la humedad de sus ojos.

Como vapor ardiente que nos quema la piel

La tetera silbando como el pecho, temblando.

El amor milenario que aún siento por él.

Que consciente y prudente no he de dejarle ver;

Y, en una charla amena, sin reproches o pena,

De nuevos conocidos que quieren ser amigos,

Entre risas y amnesia, nos bebemos, el… té.

Yolanda Arias Forteza

Febrero 9, 2021. 12:15 hr.